Antropología en banca (Por una economía humanizada)
No es común encontrar antropólogos trabajando cuestiones relacionadas con la banca. Pudiese parecer que Wall Street, los activos financieros, el trading, los brokers o las famosas subprime nada tienen que ver con la ciencia de Malinowski, Boas o Geertz. Sin embargo, hay que entender que la panorámica bancaria está compuesta por seres relacionales. Por personas. Y que tras ese estereotipo de Lobo de Wall Street y sombrero de Monopoli perviven toda una serie de lógicas, códigos, valores y dinámicas. Como señala la antropóloga Gillian Tett, estudiar a Wall Street no es tan distinto a estudiar los rituales de casamiento en el Tayikistán.
En septiembre de 2008 descubrimos que esta pequeña subcultura bancaria poseía un inmenso poder mundial, y que las consecuencias de sus actos iban a tener un impacto planetario. La llegada de la crisis financiera empobreció a los estados, generó flujos migratorios, propició el auge del ultra-nacionalismo, aumentó la brecha social, provocó guerras y condenó a miles de personas a subsistir en las periferias del sistema.
¿En serio estos tipos habían podido provocar tal catástrofe?
Una tribu que gestiona los ahorros e inversiones de millones de personas es una tribu que debe ser tomada en serio, casi tanto como los trobriand, los kapauku o los !kung. ¿Dónde están los antropólogos cuando se les necesita? ¿No habría sido oportuno que alguien hubiese estudiado las lógicas de este grupo de brokers? Aunque solo hubiese sido por avisar de los que nos venía…
Lo cierto es que a pesar de que la banca nunca ha sido uno de los temas favoritos de la antropología, ciertos antropólogos sí que han decidido abordarla. En este artículo presento dos ejemplos: el de Gillian Tett, antropóloga y periodista del Financial Times, y el de Joris Luyendijk, antropólogo y periodista de The Guardian, “el antropólogo que menos sabía de bolsa”.
Gillian Tett: observación participante entre brokers
En su excelente artículo “An anthropologist on Wall Street” publicado en Cultural Anthropology, la antropóloga y periodista financiera Gillian Tett relata su vivencia en la « European Securitization Forum Annual Meeting » de Niza, un evento según ella “destinado a ese subconjunto de banqueros que cortan y trocean deuda para transformarla en bonos y así poder venderla a los inversores.” (traducción propia).
Durante el evento, Gillian pudo observar el modo en el que estos miembros de la subcultura bancaria se comportaban, cuáles eran sus temores, sus credos y sus relaciones. Como la vida de los miles de ahorradores, inversores y pensionistas que sostienen esa inmensa masa contable se disipaba, hasta ausentarse, de los debates y percepciones de los brokers. Cómo, a pesar del desastre que vendría a posteriori, los banqueros creían estar haciendo lo correcto y cómo la CDO (Collateralized Debt Obligation) se había transformado en el mantra del sector financiero. O cómo la decisión de abandonar el crédito riesgo para dispersar sus actividades a lo largo del sistema fue una decisión ampliamente aplaudida por los adalides financieros del futuro. La visión que nos ofrece Gillian Tett es la de unos banqueros burócratas que poco o nada tienen que ver con “el abominable estafador capitalista”:
“Sé que está muy de moda pensar que los banqueros intentaban estafar al mundo. Y sin duda habría algunos banqueros muy codiciosos, incluso locos y malvados, pero creo que la inmensa mayoría de los banqueros no eran nada de eso. Tan solo querían ascender y hacer su trabajo, y simplemente no tenían iniciativa suficiente como para oponerse al sistema.” (traducción propia)
En su artículo, Gillian Tett defiende la presencia de la antropología en el sector financiero. Debemos ser capaces de incorporarnos en esos niveles para analizar y corregir sus inminentes contradicciones. La meticulosa contribución de la antropología al sector financiero es la visión holística de los fenómenos, es decir, la capacidad de conectar puntos divergentes como la estructura bursátil, los flujos de capitales, la subcultura bancaria, los mantras financieros o los insights, temores y actitudes de los agentes implicados. La implicación de la antropología en el sector financiero podría suponer una vigilancia más social de una economía cada vez más deshumanizada:

“Pienso que Wall Street comienza a percatarse de muchas de las cosas que los antropólogos llevan atacando durante años. Pero el reto está en las dos partes. Tratar de involucrar a los antropólogos en los mercados financieros es una tarea muy dificil. Pero hablando desde mi posición en el Financial Times, estoy intimamente comprometida con el intento de establecer un puente entre ambas posiciones” (traducción propia)
Joris Luyendijk: “el antropólogo que menos sabía de bolsa”
Quizás a estas alturas estés pensando: “bueno, parece interesante, pero a mí el mundo financiero me parece algo muy complejo y lleno de tecnicismos. Que se ocupen los que saben”. Y posiblemente es lo que pensó Joris Luyendijk cuando su periódico, The Guardian, le propuso llevar a cabo un experimento de “comunicación financiera”. Resulta que el periódico se había percatado de que, a pesar de que existía un interés generalizado por las cuestiones bancarias, sus lectores hacían caso omiso a las páginas financieras. Descubrieron que el motivo principal era que la subcultura bancaria posee su propia jerga, poco o nada accesible para el ciudadano de a pie. Y para solucionarlo, decidieron colocar a un analfabeto financiero, Boris, como redactor de la sección. Él mismo lo explica en su artículo “Un antropólogo en la city londinense”
“El Guardian escogió un método distinto. Contrató a alguien por completo ajeno a ese mundo —yo— y le dijo que se pusiera a entrevistar a banqueros y personal de los bancos desde una posición de absoluta ignorancia. La idea era que saber tan poco como mis lectores me obligaría a iniciar la entrevista en el punto en el que se encontraban los lectores —es decir, a cero— y hacer todas las preguntas tontas. Los banqueros y el personal de los bancos, por su parte, tendrían que utilizar términos sencillos porque de lo contrario yo entendería tan poco de sus respuestas como los lectores. “
Parecía una idea descabellada. En Londres, los bancos tienen el derecho de despedir a los trabajadores en cinco minutos y sin aviso previo. Esto es precisamente una medida de presión para evitar que los trabajadores chismorreen sobre sus empresas o peor aún, hablen con la prensa. Cualquier opinión que un trabajador bancario desee expresar públicamente debe ser mediada por el departamento de relaciones públicas. La cultura del secreto en la city londinense roza lo esquizofrénico y es por tanto un entorno un tanto hostil para la observación participante.
Pero ni corto ni perezoso, Joris decidió emular la metodología de Ruth Benedict en el “Crisantemo y la espada”. Ante la imposibilidad de llevar a cabo la observación etnográfica, ya sea en el Japón bélico o en los despachos de Wall Street, la entrevista en profundidad se presenta a filas como uno de los instrumentos más polivalentes del quehacer etnográfico.
Y Boris llevó a cabo entrevistas. Muchas entrevistas:
Así que escribí un artículo para la edición digital dirigido a todos los lectores del Guardian que trabajaran en finanzas, preguntando: si os garantizo anonimato, ¿me daréis acceso franco?
[…] Y entonces sucedió el milagro. Al cabo de unas horas fueron llegando los primeros voluntarios, y en el transcurso de dos años me reuní con más de 200. Escribí lo que decían en monólogos de 2.500 palabras (equivalente a 10 páginas de libro), invitándoles a unirse a la conversación en la sección de comentarios. Muchos lo hicieron y me dijeron que era una de las experiencias más intensas y con frecuencia liberadoras que habían tenido jamás. ¡Finalmente la posibilidad de responder!

Uno de los puntos en los que Gillian Tett y Joris Luyendijk coinciden tras sus investigaciones en el sector financiero es en algo que Hannah Arendt calificó como “la banalidad del mal” tras haber asistido al juicio del nazi Eichmann: “Yo solo cumplía órdenes”. Muchos de los agentes del sector bancario estaban cansados de ser tomados como el malo de la película, y no sentían que tuvieran la menor responsabilidad por la debacle financiera de 2008. A fin de cuentas la cultura organizativa bancaria, donde se incentivan los logros pero se omiten los fracasos (los llamados malus) recompensaba y exigía las acciones que llevaron a hecatombe. Los banqueros actuarían en este caso como burócratas de un sistema perverso. No es que los banqueros sean monstruos, sino que los bancos son organizaciones monstruosas:
“Dale a los banqueros un bonus para ayudar a Grecia a pedir prestado tanto dinero como puedan, y esos banqueros harán eso. Dale a los banqueros un bonus para ayudar a Grecia a esconder esas deudas y, de nuevo, esos banqueros lo harán. Legaliza la venta de instrumentos tóxicos, dale a los banqueros un bonus cuando consigan vender más, y así una y otra vez.”
La importancia de una antropología de la banca
Los estudios de Gillian Tett y Joris Luyendijk comparten objeto de análisis, pero se diferencian sustancialmente en metodología y bagaje. Mientras que Gillian aborda el congreso de Niza desde la observación participante, Boris opta por la entrevista en profundidad. Mientras que la periodista del Financial Times posee amplios conocimientos del sector financiero, el periodista de The Guardian lo aborda desde el completo extrañamiento. Ambos estudios han sido publicados y están disponibles en los siguientes enlances (Amazon):
-Entre tiburones: una temporada en el infierno de las finanzas, Joris Luyendijk
Sin duda existen otros ejemplos de aplicabilidad de la antropología al sector bancario. Es necesario que los antropólogos entiendan el enorme impacto que sus estudios pueden tener en este sector estratégico y el cambio que esto puede suponer a nivel mundial. Quizás si la antropología entendiese el subgrupo bancario del mismo modo que entiende sus tribus fetiche, la “otredad” que le da vida, podríamos actuar, regular, modificar e investigar las vicisitudes de un sector del que dependen millones de vidas. Además, los próximos años deparan cambios muy sustanciosos en el sector financiero. Según los últimos informes del sector bancario, se espera que macro-empresas tecnológicas como Alphabet (Google), Facebook, Apple, Amazon se sumen a la estela dejada por PayPal y fagociten el sector bancario. ¿Y qué pasará cuando las tecnológicas, esos inmensos bancos de datos, controlen también nuestro dinero?
La antropología del futuro nos dará la respuesta.