emprendimiento social

El valor de la antropología en el emprendimiento social

¿Qué papel tiene la antropología en el mundo del emprendimiento social?

Este artículo presenta algunos de los aportes que la investigación antropológica puede brindar al diseño, promoción, apoyo y evaluación de iniciativas de emprendimiento social. En una primera parte definiré que son los emprendimientos sociales para luego explicar cómo puede contribuir la investigación antropológica al éxito de estas empresas.


Emprendimiento social

Las preocupantes condiciones en las que se encuentran el medio ambiente y cientos de comunidades alrededor del mundo representan un desafío para la humanidad.

Algunas de las respuestas en el ámbito institucional han llevado a que se creen y promuevan programas de intervención y de responsabilidad social corporativa, ONGs para la defensa de derechos de grupos poblacionales vulnerables, así como acciones y demostraciones en contra del cambio climático. En este contexto, los emprendedores sociales también se han convertido en actores sobresalientes, pues generan soluciones innovadoras a estas problemáticas.

Los y las emprendedoras descubren, evalúan y explotan oportunidades rentables, es decir que generan ideas vinculadas a la creación de negocios o intentan solucionar problemas que les permitan generar y/o incrementar ingresos para sus empresas. Usualmente están vinculados a procesos de innovación, de creación de nuevos y mejores productos o servicios y al aprovechamiento de ventajas competitivas en el mundo empresarial.

El carácter social de un emprendimiento permite que los y las emprendedoras identifiquen oportunidades que se presentan a sí mismas como problemas y se esfuercen por crear emprendimientos para resolverlos, o al menos contribuir a su resolución. Por ejemplo, pueden crear empresas sociales que busquen combatir el analfabetismo, la drogadicción, el sobre uso de plásticos o el acceso a servicios básicos como el agua potable o la energía eléctrica.

Así bien, los y las emprendedoras sociales identifican oportunidades en distintas problemáticas sociales y medioambientales y proponen soluciones a modo de emprendimientos para fomentar la transformación social, generando ganancias a la misma vez.

También actúan como agentes de cambio, innovando y promoviendo la creación de “valor social”, es decir, mejoras en la vida de las personas y en la sociedad. Para lograr esto acumulan y dan uso a conocimientos, tanto sobre el problema como sobre los actores implicados (comunidades, sector empresarial y público y ONGs).

Los emprendimientos sociales tienen un modelo de negocio que no dista del de cualquier otra empresa, pero se enfoca en el impacto social que puede generar. Veamos un ejemplo:

Ilumexíco es una empresa que instala sistemas de paneles de energía solar asequibles en áreas rurales de México, que no están conectadas a la red eléctrica. Las personas en estos lugares suelen comprar velas, candelabros de queroseno o diésel y linternas de baterías para iluminar sus noches, pero según la empresa con los paneles se ahorrían entre el 18 y el 25%.

Además de trabajar con organismos gubernamentales, la empresa se apoya en instituciones de microfinanzas para apoyar a sus clientes en el pago de los paneles solares. Así, logra afectar positivamente a estas comunidades, conseguir un buen margen de ganancias y por ende sostenerse, invertir en la mejoría de sus sistemas solares y continuar con sus actividades en otros contextos.

Pero ¿cómo pueden los emprendedores sociales conocer las problemáticas sociales y medioambientales de las comunidades?

Una disciplina holística


La investigación antropológica es una de las respuestas a estas dudas. Los antropólogos y antropólogas, estudiamos personas, grupos sociales, sus narrativas y prácticas como producto y productores de cultura; como parte de un todo social que ayudamos a construir, pero a la vez nos construye.  Así, los análisis que generamos se mantienen en constante movimiento entre lo micro (los individuos) y lo macro (culturas, instituciones, relaciones de poder, ideologías, etc.). Por esto, la perspectiva antropológica permite abordar problemáticas con una aproximación holística, encontrando las interrelaciones existentes entre las partes implicadas y el contexto que las rodea.

Veamos otro ejemplo:

Un emprendedor latinoamericano decidió crear una plataforma crowdsourcing de contenido en la cual los usuarios podían publicar textos con libertad, para luego ser calificados y seleccionados por los mismos usuarios y así llevar sus textos a una revista en versión impresa. La revista impresa era distribuida a personas con diferentes tipos de discapacidad y vendida en la calle. La revista generaba ingresos a través de publicidad y donaciones, lo que le permitía ser sostenible financieramente. En este caso, el emprendimiento brindaba dos beneficios a nivel social:

1) generaba un espacio para la publicación de textos de escritores amateurs

2) daba empleo a personas que, debido a su discapacidad, enfrentan barreras para entrar al mundo laboral

Todo parecía ir bien hasta que la revista se topó con una barrera «informal» en el mercado. Las mafias que controlan el comercio informal de la calle estaban cobrando un porcentaje a los vendedores, una forma de comisión. El creador se vio enfrentado a una decisión ética difícil pues a pesar de las buenas intenciones, estaba fomentando la extorsión. Finalmente, decidió terminar el proyecto.

En este caso, la visión antropológica, habría permitido detectar de antemano la presencia de este mercado «mafioso» informal, y entender sus dinámicas para anticipar los efectos positivos y negativos en las vidas de quienes estarían vinculados al proyecto. A la vez, habría permitido evaluar los posibles escenarios y soluciones a dicha problemática.  Esto habría sido posible gracias a la etnografía.

 

La visión emic


La antropología se vale de la etnografía para formular conclusiones a partir de la observación, la experiencia y la interacción con las personas. Busca la visión emic, aquella de quienes quiere conocer. Este proceso permite obtener información directa y de primera mano, lo que contribuye a una mejor identificación de las necesidades individuales y colectivas en una población o grupo. También permite anticipar los posibles conflictos y desigualdades que un nuevo producto o servicio puede enfrentar o generar.

Pensemos en las comunidades costeras que viven de la pesca. Para ellos los peces no son únicamente animales, ni exclusivamente una forma de alimento; también son su forma de trabajo. Mas aún, al ser una de las actividades más importantes dentro de la comunidad, ser pescador o pescadora está estrechamente vinculado a las identidades de las personas.

Igualmente, las ocupaciones que tienen que ver con la pesca (diseño de redes y cañas de pescar, cocina y cuidado de la carne, entre otras) están entrelazadas en el tejido cultural de la comunidad. Cada elemento, por pequeño que sea, pertenece o influencia algo más grande (cultura y formas locales de vivir y organizarse) y cualquier cambio en este tiene consecuencias.

En Kerala, India, por ejemplo, se implementaron iniciativas de desarrollo que favorecían el crecimiento y modernización de la industria pesquera. Se promovió la creación de empresas, pero se ignoraron los enfoques tradicionales de esta actividad.

 Para las comunidades de pescadores la repartición de los alimentos de origen marino y de los ingresos derivados de ellos era algo común. El Estado incitó a los pescadores del lugar a crear emprendimientos para competir con las grandes industrias.

Las nuevas dinámicas de mercado resultaron en una sobreexplotación de los ecosistemas marinos y en una disminución del empleo para muchos de los pescadores locales. Como consecuencia, las tradiciones comunitarias de repartición de alimentos se vieron sustituidas por competencia e individualismo, orientados a la generación de ganancias, lo que generó conflictos y divisiones internas en la comunidad.

Conocer los significados que una comunidad le da a una práctica u oficio, a un alimento o a un recurso natural, puede promover la creación de soluciones a problemas socioambientales, en base a los valores de la comunidad, es decir, las formas de hacer, pensar y actuar de las personas. Sobre todo, puede abrir la puerta a procesos colectivos de cocreación que fomenten la innovación y la generación de emprendimientos directamente relacionados con las necesidades y problemáticas sociales de las poblaciones.

La etnografía en el emprendimiento social


Teniendo en cuenta que el principal objetivo del emprendimiento social es impactar de manera positiva la vida de otras personas y comunidades, conocer las problemáticas y situaciones de estas, les permite empatizar con sus formas de ver el mundo, con sus aspiraciones y luchas. Ponerse en los zapatos de los otros es mucho más fácil cuando se tiene la información necesaria para entender los diversos impactos que ciertas acciones pueden tener o cuales pueden ser sus efectos en el futuro.

El trabajo de campo permite recopilar narrativas para identificar patrones culturales, mentalidades, motivaciones y prioridades que guían el actuar diario de las personas. Esto no sólo aplica para las comunidades que se quiere impactar, sino también para otros actores externos, que tienen influencias en los problemas que se quieren solucionar.

Este tipo de información suele ser dada por sentada, sobre todo debido a una falta de conocimiento sobre el funcionamiento real de las instituciones, las comunidades y el mercado en los cuales se quiere incidir. La investigación de campo y el conocimiento que se obtiene a través de esta son necesarios para no dejarse guiar por intuiciones al generar iniciativas de transformación social.

Los resultados de la investigación antropológica durante la planeacion e implementación de proyectos de innovación o emprendimiento social pueden brindar claridad sobre los proyectos y abrir nuevas puertas para la construcción de soluciones que, desarrolladas en paralelo, tendrán nuevos alcances y escalas de impacto. Adicionalmente, las narrativas recopiladas pueden ser combustibles para futuros emprendedores, facilitar la aplicación de políticas públicas, promover el desarrollo de iniciativas de la sociedad civil, fomentar el trabajo interinstitucional y estimular el trabajo conjunto con las comunidades, permitiendo la iniciación de procesos de cocreación centrados en las necesidades identificadas con y por las comunidades.

Como hemos visto, la antropología y su herramienta predilecta, la etnografía, contribuyen enormemente al emprendimiento social. Entender, y no dar por asumidos, el contexto de las personas, sus maneras de relacionarse, las economías informales que entran en juego, las formas simbólicas y los distintos significados que los grupos otorgan a objetos y jerarquías es una necesidad emprescindible para encarar con éxito todo emprendimiento social.

En Antropología 2.0 creemos en el emprendimiento social. Nuestra propia historia se articula en torno a esta idea: el impacto social a través de la sostenibilidad financiera. Si estás pensando en emprender un proyecto social, nuestra agencia puede ayudarte a minimizar riesgos y a obtener un profundo conocimiento de las personas y sus contextos.
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