5G coronavirus

Coronavirus y 5G, o por qué no se acaba con el murciélago

¿Qué relación existe entre el 5G y el coronavirus? ¿De qué modo las conspiranoias son nuevas formas de mitología moderna?

En su libro, Psicología del pensamiento conspiracional [original Psychologia myślenia spiskowego] (2016), Monika Grzesiak-Feldman cita un estudio de finales de la década de 1970 en el que los investigadores probaron la teoría de que la gente se inclina más a atribuir una gran causa a los grandes eventos. A los participantes se les presentaron dos posibles escenarios de un asesinato: en el primero el atacante disparó y mató al presidente, en el segundo falló. Los participantes eran más propensos a creer que el atacante formaba parte de una conspiración mayor si su intento tenía éxito. Pero volvamos al presente y a la pandemia en curso. El popular meme online dice que el coronavirus es una ilustración perfecta del efecto mariposa (un chino se come un murciélago en noviembre y en marzo en otra parte del mundo tienes que usar el codo para abrir el ascensor), pero mucha gente cree que un gran evento requiere una gran causa, y aquí es donde entra en juego el 5G.

Hace unos años, vimos un aumento de interés en los efectos de los campos electromagnéticos sobre la salud. La limitada comprensión de la población sobre el campo emitido por las estaciones base 5G y la acumulación de creencias no científicas tuvo un resultado palpable. Las discusiones en línea se transformaron en protestas locales y aumentó la popularidad del término «electrosmog» (también conocido como radiación electromagnética peligrosa). La pandemia dio una nueva vida a estas creencias en medio de los informes de los medios de comunicación sobre la quema de mástiles 5G en el Reino Unido, Italia y otros lugares. Los análisis cuantitativos de los datos de los medios de comunicación social, por ejemplo de Twitter, sugieren que esto podría haber sido hecho para la desinformación. Ya hemos pasado por esto antes. Un ejemplo notorio es la aparición de los Protocolos de los Ancianos de Sión a principios del siglo XX, que, por cierto, fueron inventados por un experto en desinformación ruso. Podría explorar con más detalle cómo se redescubren ciertas cosas una y otra vez, y describir la actividad de las infames granjas de trolls rusos, pero esto no es en lo que quiero centrarme aquí.

Cuando miramos las discusiones que ocurren en Facebook, vemos que el tema ha sido tratado por muchos usuarios alrededor del mundo, incluyendo a Polonia, donde me encuentro. Una rápida revisión de la discusión online de los usuarios polacos que contiene la combinación de palabras «coronavirus» y «5G» revela 40.000 posts en los medios sociales solo en el mes pasado. La mayoría de los comentarios relevantes alimentan el supuesto vinculo perjudicial de 5G. 

Un número de narraciones salen a la luz:

  • 5G es la causa directa de la pandemia. «Se tiende a pasar por alto que los primeros mástiles 5G entraron en acción (Vodafone/Huawei) en Wuhan y luego en Italia y España. ¿Coincidencia?»
  • La pandemia es un encubrimiento para la instalación de estaciones base y el desarrollo de la legislación 5G.  «Con el coronavirus, la gente obedece y se queda en casa escuchando las noticias mientras se colocan las antenas 5G sobre sus cabezas. (este usuario adjunta además videos y fotografías hechas con la cámara de un teléfono)»
  • Todo esto es una conspiración global contra la humanidad. El 5G y la pandemia no son más que herramientas utilizadas por los poderes (el nombre de Bill Gates aparece a menudo en este contexto). Hay ejemplos flagrantes de teorías de conspiración y contenido relacionado producido en masa. He aquí un extracto de uno de estos post:

“. . . BILL GATES: TECNOLOGÍA LETAL, PESTICIDAS CANCERÍGENOS Y VACUNACIÓN OBLIGATORIA.

El ganador de la pandemia… es, sin duda alguna, Bill Gates, un filántropo con un valor estimado de 90 mil millones de dólares, que promueve la vacunación masiva, la vigilancia, la eugenesia, el aborto y la despoblación, y es también el principal financiador de la OMS! Sus sueños proféticos de hace cinco años se están haciendo realidad. Extraña coincidencia…”

El Coronavirus y la 5G nos llevan al territorio de la mitología moderna. Se ha convertido en una práctica común reducir los mitos a historias antiguas sobre creencias comunitarias, pero este fenómeno cultural permanece bien vivo. Marcin Napiórkowski aborda este tema en su libro Mitología Contemporánea [original Mitologia Współczesna] (2013) inspirado en la similitud que observó entre ciertas prácticas del anillo de Kula (Islas Trobriand, el Pacífico) descritas por Bronisław Malinowski y la práctica de recolectar tapas de botellas de plástico para la caridad en la Polonia actual. Napiórkowski hace referencia a la obra de Claude Levi-Strauss, que describe a las personas con mentalidad mitológica como «bricoladores«, admirando la forma en que logran describir y definir el mundo que les rodea con las herramientas que tienen a su alcance. En las comunidades que Malinowski visitó, los indígenas explicaban el mundo con la ayuda de plantas, animales, lugares familiares, etc. Napiórkowski señala que hoy en día hacemos lo mismo, excepto que tenemos acceso a una caja de herramientas más extensa. El transmisor en el techo de su bloque de apartamentos o el post de Facebook de su amigo están mucho más cerca de casa que el murciélago en una provincia china que permanecería en gran parte desconocida si no fuera por la pandemia. En la comunicación en línea, podemos elegir entre estos recursos, y mezclarlos con lo que tenemos a mano. El objetivo general sigue siendo el mismo: entender y organizar el mundo. Volviendo a la psicología, la mentalidad de la conspiración tiene una función similar. Algunos especialistas le conceden un papel compensatorio, considerándola como una estrategia desplegada para hacer frente a la desagradable ambivalencia percibida como una sensación de inconsistencia, de ausencia de estructura. 

Ahora bien, con la pandemia dominando los titulares, un fenómeno peligroso, poco conocido, se superpone a otro que también suele ser poco conocido. Lo mismo se aplica a la tecnología en general. En nuestra día a día, damos por sentado la tecnología – ¿cuántos de nosotros podemos explicar el funcionamiento de nuestros smartphones, por no hablar de los transmisores a los que se conectan? Y poco se ha hecho para concienciar al público sobre cómo funciona el 5G. Es difícil encontrar iniciativas educativas e información que valgan la pena. Algunos pueden afirmar que la ignorancia y la tergiversación son un fenómeno marginal, pero una mirada a las búsquedas más populares de Google sobre coronavirus en Polonia es suficiente para notar la preponderancia de la frase «coronavirus y 5G». Y las medidas que las principales empresas de redes sociales han tomado para comprobar la propagación de la desinformación (o bulos) parecen ir a la zaga de la actividad de sus usuarios. No toma mucho tiempo encontrar videos de YouTube que hagan las mismas afirmaciones que aquellos posts que han sido retirados. Esta narrativa comenzó a ganar terreno en todo el mundo a principios de 2020, y desde entonces múltiples materiales y teorías han ganado amplia aceptación.

Trendwatching ha lanzado recientemente una nueva lista de correo, New World Same Humans, que parece capturar el problema perfectamente. Las nuevas tecnologías no transforman a las personas tanto como dicen los titulares de los medios de comunicación. Esto ha sido señalado por muchos profesionales del cambio cultural, incluyendo a Genevieve Bell, quien, en su entrevista con Jay Hasbrouck, habla de cómo la antropología puede ayudarnos a predecir el futuro y a lidiar con la innovación. En la Inglaterra del siglo XIX, los luditas lanzaron incursiones concertadas para destruir los telares mecanizados que habían reemplazado a los tejedores hábiles. En la Inglaterra del siglo XXI, los mástiles 5G están siendo dañados por aquellos que temen por su salud. Parecería que la historia es un buen maestro y que las empresas y los gobiernos deberían dar mayor prioridad a la educación, pero esto parece una quimera. 

Esperemos que los recientes acontecimientos hagan que las empresas de telecomunicaciones, los desarrolladores de tecnología y los gobiernos tengan una visión más amplia de la aplicación de las nuevas tecnologías, centrándose no sólo en la infraestructura sino también en sus repercusiones en la sociedad. Pero, esto no puede estar apuntalado por el una actitud neocolonial condescendiente, sino por un diálogo abierto y honesto. 

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