El mundo empresarial necesita de un nuevo paradigma humanista
Es necesario establecer un paradigma humanista en las empresas.
Actualmente la pobreza y el hambre afectan a más personas en el mundo, todo indica que el sistema actual está en una profunda crisis energética, ambiental y de valores. Estamos llamados a realizar cambios importantes en nuestros estilos de vida, principalmente de producción y de consumo, porque si no es así vamos a un punto de no retorno en la degradación del planeta y por lo tanto del ser humano. Se requiere por lo tanto de las empresas e instituciones un constante compromiso ante los problemas de la sociedad. Somos testigos como multinacionales del sector automovilístico y otros sectores agreden de forma premeditada al medio ambiente sin tener en cuenta que es la casa común de todos. Sin importarles los principios éticos empresariales ni la responsabilidad social de sus actuaciones.
En menos de un siglo los seres humanos hemos cambiado, no sólo la faz de la Tierra, sino también el modelo de vida que sobre ella existe. Parece que fue ayer cuando se utilizaba la energía natural para progresar. El viento, el fuego y el agua era la fuerza que impulsaba el desarrollo. Pero de repente aparece el petróleo como fuente de energía, siendo capaz de generar tanta energía como todas las naturales juntas. Además, viendo que esta nueva energía podía ser acaparada, una élite de la sociedad la controló para tener el poder sobre el bienestar de la Humanidad. Generado una sociedad ruidosa, agresiva y dependiente energéticamente, pagando el alto precio de contaminar el aire, la tierra y los mares; y además acentuado la desigualdad y la pobreza en el mundo.
No es cuestión de descalificar el progreso y tampoco se trata de condenar las nuevas situaciones, pero cuando el progreso va acompañado de la distorsión de un orden justo, entonces no hay más remedio que parar y reflexionar sobre cuál es el camino que debemos seguir. No hay ninguna duda que el bienestar económico global ha aumentado significativamente desde la segunda mitad del siglo XX, pero también hay que señalar que al mismo tiempo han aumentado las desigualdades entre los distintos países y dentro de ellos. El número de personas que viven en pobreza extrema sigue siendo enorme y aumentando cada día que pasa. Todos los indicadores nos señalan que estamos llegando al final de un ciclo basado en la explotación de los recursos que componen nuestro planeta. Tomar conciencia de ello supone empezar a cambiarlo todo, antes de que sea demasiado tarde. Parece como si a los seres humanos se nos hubiera olvidado que la naturaleza parece abominar las desmesuras y los crecimientos unilaterales. En nuestra historia de evolución hemos visto fracasar especies demasiado dotadas para la depredación porque se quedaban sin presas para alimentarse. También otras especies porque se reproducían en tal cantidad que el entorno vegetal no podía sostenerlas. De seguir dañando el planeta corremos el riesgo de ser eliminados como fueron los dinosaurios.
Nos estamos jugando el futuro y el verdadero bienestar de los seres humanos que corren el riesgo de ser excluidos y descartados del progreso, mientras algunas élites explotan y reservan en su propio beneficio vastos recursos y riquezas. Por lo tanto, es hora de retomar lo que es auténticamente humano, ampliar las miras de nuestros horizontes para aprender a tener una preocupación por el medio ambiente unido a un compromiso sincero hacia los seres humanos y sus problemas.
Por ello hoy más que nunca todos, tanto empresas como consumidores, debemos cuidar del planeta que es nuestra casa común y ser solidarios con los que tienen menos, para que todos tengamos una vida digna.